domingo, 9 de mayo de 2010

Historia: Salvador Alvarado


Hacia la primera mitad del siglo Guamúchil, no era mas que un pequeño poblado carente de lo mas elemental en servicios; en el ramo educativo era donde mas descollaba, pues a parte de la ciudad de Los Mochis era la única población del norte del Estado que contaba con una Escuela Secundaria. Funcionaba también un colegio de religiosas que aun existe; una academia comercial, ya desaparecida; tres primarias; de las cuales una de ellas era de organización completa, las otras dos impartían clases hasta el cuarto grado, y ya se contaba con un jardín de niños, el Federico Froebel.

Operaban dos bancos: El Banco Comercial del Pacifico y el Banco del Noroeste de México. A parte de las tiendas de ropa había únicamente dos mayoristas en abarrotes: Don Lauro Días y don José Polledo. Las Boticas Guadalupana Y Cruz Roja propiedad de las familias Choza y de Don Rodolfo Tapia respectivamente, eran los únicos establecimientos del ramo.

Como negocios especializados en el renglón de calzado, existían solamente la zapatería Royal y zapatería Regis. Había una cristalería, la de la familia Montoya, originaria de Mocorito, Don José García Cuadras ya se dedicaba a la venta de joyería y papelería, y Don Luis González atendía una miscelánea de su propiedad.

Había pocos profesionistas. La salud de los enfermos la atendían los doctores Genaro Salazar Cuellar, Alfredo Díaz Angulo, Plinio Perez Salinas, Toribio Verduzco Cuadras y Jesús y Fausto Rodríguez; como dentistas ejercían los Doctores Castañares y Tirso Gastélum. Funcionaba únicamente el sanatorio del Doctor Alfredo Díaz Angulo, al que se le conocía como "Los Pinitos". Había dos despachos jurídicos: Los de los Licenciados José Medina Velázquez y Roberto Macias Fernández, este ultimo con notaria publica.

Entre los pocos pasatiempos estaban el Cine Royal regenteado por "Memo" Pulos y El Colonial de magnifica programación administrado por Ramiro Vega. Funcionaban dos Clubes Sociales: El Hacha y El Evora, además del salón de bailes "El Apagon", aunque también se verificaban bailes populares al aire libre, alumbrado con cachimbas, en San Pedro, nomás pasando la vía del ferrocarril y en Guamúchil Viejo.

El reloj publico montado sobre una torre que estaba ubicado en el cruce de Rosales y Agustina Ramírez, era símbolo del poblado, la plazuela, construida con pretensiones de jardín municipal, solo lucia en el centro su kiosko, y en los prados añosos y retorcidos pinos; en los endenes un escaso numero de desvencijadas bancas. Los guamuchilenses de aquella lejana época, se ufanaban de contar con tres cosas que de raras, rayaban en lo insólito, un Cantinero Mudo; un cura vestido con sotana transitaba a diario por las ruas del poblado sobre una bicicleta y un cine, El Royal, con el pórtico al revés, ya que el acceso lo tenia por el lado de la pantalla, pero lo inusual era la forma en como se ganaba el sustento diario Don Margarito "El Cucharero": vendía unas manitas de madera que el mismo elaboraba que servían para rascarse la espalda.


La población escolar de la escuela secundaria de hace ya cerca de cincuenta años, no llegaba a los 50 alumnos. Como dato curioso les diremos que en el tercer año había únicamente dos alumnos, Justino Mendez Vidales y Arturo Avendaño Gutiérrez. Sobresalía por su excentricidad "Poncho" Camacho "El Bato", que como cantante se hacia llamar "El Rey del Falsete"; además la hacia de director de orquestas, torero, boxeador, detective; frecuentemente afirmaba sentirse muy orgulloso de haber nacido en el barrio mas humilde, - San Pedro, conocido también como Barrio del Cochi - alejado del bullicio y de la falsa sociedad. Aseguraba poseer también un físico muy parecido al de Pedro Infante y juraba a pie juntillas tener la voz muy similar a la del Idolo Sinaloense, a sus cercas de 65 años, todavía continua con las mismas aficiones. Y lo peor del caso, es que sigue creyendo que lo hace bien. Bueno... Todo es cuestión de enfoque.

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